Te voy a contar mi historia porque puede que te sientas identificada en algún aspecto. Desde muy joven, empecé a aumentar de peso y a sentirme incómoda con mi cuerpo. Probé mil maneras de adelgazar, experimentando diferentes tipos de dietas. Sin embargo, las abandonaba antes de tiempo porque me parecían aburridas, me desagradaban los productos que tenía que consumir, me cansaba de obtener pocos resultados y de no poder comer lo que me gustaba.
En alguna ocasión, conseguí bajar de peso, pero en poco tiempo lo recuperaba. Además, me apunté a gimnasios, me compré zapatillas y me repetía día tras día que iniciaría algún deporte. Nada de esto se cumplía, y mi frustración aumentaba a medida que también crecían mis kilos y mi culpa hacia las dietas. Mi inquietud y curiosidad me llevaron a estudiar Nutrición, lo que se convirtió en mi verdadera vocación. Aprendí a llevar un estilo de vida saludable que no solo se centra en la alimentación, sino también en el bienestar emocional y mental. A lo largo de mi trayectoria, descubrí la importancia de escuchar a mi cuerpo y de cuidarlo de manera integral, alcanzando una mayor armonía y bienestar general.
Durante años, he tenido el privilegio de ayudar a muchas mujeres en su camino hacia una vida más saludable. Sin embargo, fue al trabajar con mujeres en la etapa de la menopausia cuando noté que muchas se sentían perdidas y desorientadas. Esto me motivó a formarme específicamente en nutrición enfocada en la menopausia, para poder brindarles el apoyo y la orientación necesarios durante este período crucial de sus vidas.